Una artista de nombre Su Blackwell tiene una vocación poco común pero muy linda: él ilustra libros. Quizá podríamos decir que un ilustrador de libros no tendría mucho de relevante para esta historia pero, en éste caso, estamos ante algo que pocas veces podemos ver.
Las ilustraciones que Blackwell realiza en los libros consisten en convertir algunas de las páginas del libro en escenas detalladas mencionadas a lo largo de ese relato. Así es, el arte que crea se hace usando los mismos libros, y simplemente haciendo cortes y plieges; de esta manera logra una excelentes escenas tridimensionales que capturan no sólo la narrativa, si no también la sensación que los libros presentan.
Obviamente para lograr este cometido, Blackwell ilustra cuentos cortos, pues aplica técnicas precisas que sería imposible llevarlas a cabo en novelas de gran extensión. El uso de la iluminación es colocada estratégicamente, las escenas brillan con luz interior y de esa manera se convierten en ilustraciones cálidas y solitarias.
Blackwell generalmente ilustra lugares solitarios, como los bosques, costas y casas abandonadas; todo ellos además son parte de historias, leyendas y cuentos de hadas. Ella utiliza un mínimo de color para enfatizar ciertos elementos, pero en su mayor parte, las imágenes mantienen el patrón de impresión en blanco y negro propio del libro, con forma y textura que los identifiquen como tal. Algunos cables sostienen algunas piezas, por lo que parecen flotar en el aire
Si su trabajo te parece un poco inquietante, es porque Blackwell tiene la intención de que sea así, y se esfuerza por capturar toda la gama de emociones que le indican las propias las historias. “Generalmente tiendo a inclinarme inclinarse hacia los personajes de la chica joven, colocándolos en inquietantes situaciones o donde se vean frágiles, que expresen la vulnerabilidad de la infancia, pero de igual manera deben transmitir una sensación de ansiedad en la infancia y la maravilla de ésta”, explica en algunas entrevistas. Hay una melancolía en la obra, representada en el material utilizado, y la elección de colores sutiles.”
Algunos de ellos, son menos complejos pero no dejan de ser una celebración de color y forma.
En lo que respecta a este tipo de ilustraciones, no todo es buenos comentarios al respecto; algunas personas llegan a pensar que es un desperdicio de material legible. Sin embargo, la mayoría de los libros que ha utilizado Blackwell son de segunda mano, fuera de la fecha de impresiones, apenas raros o de objetos de colección. Ella lee cada libro, a veces hasta en dos ocasiones, con el fin de capturar correctamente las imágenes que va a plasmar.
También usa la destrucción de los libros como una manera de hacer una pausa de reflexión. “Yo empleo este medio delicado y accesible para utilizar los procesos irreversibles, destructivos y para reflexionar sobre la precariedad del mundo en que vivimos y la fragilidad de nuestra vida, sueños y ambiciones,” dice ella.
Se puede ver más de las ilustraciones de Blackwell, incluyendo obras no literarias, en su página web, donde también se pueden comprar copias de su trabajo.